Revisión de invierno: cómo preparar tu vehículo

Si quieres sacarle brillo al interior de tu vehículo, eso es cosa tuya. No obstante, lo que sí deberías hacer es eliminar todo aquello que pueda desprender el más mínimo olor o atraer ratones. No dejes restos de comida, aspira todas las migas y limpia las superficies. No te olvides del frigorífico: descongélalo, límpialo, sécalo y ventila bien. Abre todas las puertas de los armarios para que circule el aire y evitar que se acumule la humedad. Para proteger la tapicería y los colchones de la humedad, colócalos en alto o sobre una esterilla. Durante el invierno retira cualquier elemento propenso a la humedad, como los textiles o incluso el papel higiénico.

Apaga todos los aparatos eléctricos y desconecta el suministro eléctrico y de gas. Apague la batería de a bordo para evitar que se descargue lentamente, pero antes comprueba que todo está apagado. Una vez realizada la comprobación, retira siempre primero el borne negativo y, luego, el positivo. Si tu vehículo va a estar aparcado al aire libre o en un lugar frío, te recomendamos que quites la batería y la guardes a temperatura ambiente. Lo mismo vale para cualquier aparato electrónico, como secadores de pelo o mini neveras, que no vayas a utilizar.

Aparca tu vehículo de modo que esté lo más nivelado posible y pon la marcha mientras sueltas el freno de mano. Aumenta la presión de los neumáticos unos 0,5 bar para aliviar la presión y compensar la pérdida natural de aire.
Si puedes, cubre el vehículo con una lona transpirable para evitar la condensación (¡no pongas una lona de plástico!).
Y, si realmente quieres cuidarlo, de vez en cuando acércate y comprueba que todo esté bien, encárgate de ventilarla bien y carga la batería cada dos meses aproximadamente, en el caso de que no la hayas quitado.